Proyecto seleccionado en el concurso del Centro Legno-Arredo de Cantu’.
Podemos imaginar la casa del futuro no en un sentido práctico, sino como una especie de utopía — un ejercicio de anticipación e imaginación. La cotidianidad llegará después, a través de los pequeños detalles: objetos, formas y colores.
Lo que proponemos es una abstracción — una base fundamental para la vida. Al principio, solo un espacio vacío. Únicamente la cocina y los baños están construidos. El techo, el suelo, los límites de la propiedad: nada más que el espacio esencial para habitar.
Después, construimos la casa. Estas piezas de arquitectura —y solo estas— conforman el sistema. Y más tarde, habitamos.
La vida diaria se convertirá en la verdadera personalidad de la casa, superpuesta sobre esa base abstracta.
Más que una estancia acabada o un mueble modular, se trata de un sistema abierto para producir espacio, adaptable a las situaciones más diversas.